Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
Espíritu Santo, enséñame a reconocer tu presencia y acción en todo lo bueno que hay en mi vida.
Señor Jesus
Necesitamos ver tu rostro guardar tus palabras de tu boca dejarnos mirar por tus ojos, hablarte al oido y al besarte, Cristo, encontrar en Ti, los rasgos de tu Madre, de tus santos, de tu pueblo sufrido. Queremos ver tu rostro, Dios Amigo, compañero de camino, Amen.
Meditacion del entonces Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Jorge Mario Bergoglio
El poder es servicio
..y el servicio, para serlo bien, debe llegar hasta el detalle más pequeño, ése que hace que el otro “se sienta bien atendido”, dignificado.
Por eso lo de lavar los pies. Porque el Señor quiere que nos sintamos incluidos en lo suyo, en su vida de comunión con el Padre, y que no haya nada que empañe la grandeza de esa amistad. Él nos quiere a todos juntos. Con ese gesto, al mismo tiempo nos iguala y nos hermana. Y nos hermana haciéndonos participar de ese poder: el del servicio entre iguales, el del servicio hasta que se note que es igual el que sirve y el que es atendido.
Esto que suele ser habitual en el ámbito familiar, en que el del cumpleaños invita y hace el asado, o la mamá sirve la comida hasta en el día de la madre, lo tenemos que hacer llegar a la vida del trabajo, a la vida del barrio, a la vida política y social… Y para esto no hay otro camino que el del testimonio. Los discursos no alcanzan, se necesitan testimonios. El que tenga un poquito más de poder se tiene que poner a servir un poquito más. Aquí la interna tendría que ser feroz, así como a veces se da esa interna linda en la familia en la que la madre y las hijas se disputan el delantal para lavar ellas los platos.
Quizás alguno piense que somos ingenuos al decir estas cosas. Pero nuestro pueblo sabe muy bien lo que es el poder y lo que es el servicio. Nuestro pueblo sabe muy bien que venir a San Cayetano, a los pies del Poderoso San Cayetano, es un gesto religioso y -que por eso mismo- es un gesto político en el más alto sentido de la palabra. Al tocar los pies del santo, al lavárselos con sus lágrimas, al musitar su pedido y suplicar el perdón de Jesús que limpia y dignifica, nuestro pueblo nos está diciendo a todos que el poder que Jesús le dio al santo es servicio, que todo poder es servicio y no hay que usarlo para otra cosa. Lo dice en silencio, con el gesto manso y paciente de esta fila interminable de pies cansados y quizás sucios que, a los ojos de Jesús, son los pies más hermosos del mundo:
hermosos porque son los pies de un pueblo que no se cansa de querer peregrinar en paz, hermosos porque son los pies de un pueblo que una y otra vez deja que su Señor se los lave y así recupera su dignidad;
hermosos porque se lavan enteros los de todos juntos, porque no sólo queda limpio todo el hombre sino también todos los hombres, como decía Pablo VI;
hermosos porque una vez limpios se ponen en camino para lavar los pies de sus hermanos, con la esperanza que da este gesto humilde y todopoderoso de un poder que incluye a todos en esos valores que forman la comunidad: la justicia, el trabajo, el pan y los detalles que nos igualan y nos dignifican y nos hacen sentir bien;
hermosos hoy, 7 de agosto, porque en la cola peregrinan con Jesús y San Cayetano para recuperar la dignidad y los valores en comunidad.
Con San Cayetano le pedimos a la Virgen, quien como Madre le enseñó a Jesús esto de lavar pies, que nos lo enseñe a nosotros, que nos lo grabe bien en la memoria, para que cada vez que la vida nos pone ante la opción entre servir incluyendo o aprovecharnos excluyendo, entre lavar los pies a otro o lavarnos las manos ante la situación de los otros, se nos venga a los ojos esta imagen de Jesús y la alegría del servicio se adueñe de nuestro corazón y nos anime a trabajar por el Reino.
Fuente Aica.org
Buenos Aires, 7 de agosto de 2005.
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, s.j., arzobispo de Buenos Aires
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, s.j., arzobispo de Buenos Aires
De las cartas de san Cayetano, presbítero
Carta a Elisabet Porto: Studi e Testi 177, Ciudad del Vaticanto 1954, pp. 50-51".. El se nos ha dado en alimento: desdichado el que ignora un don tan grande; se nos ha concedido el poseer a Cristo, Hijo de la Virgen María, y a veces no nos cuidamos de ello; ¡ay de aquel que no se preocupa por recibirlo! Hija mía, el bien que deseo para mí lo pido también para tí; mas para conseguirlo no hay otro camino que rogar con frecuencia a la Virgen María, para que te visite con su excelso Hijo; más aún, que te atrevas a pedirle que te dé a su Hijo, que es el verdadero alimento del alma en el santísimo sacramento del altar. Ella te lo dará de buena gana, y él vendrá a ti, de más buena gana aún, para fortalecerte, a fin de que puedas caminar segura por esta oscura selva, en la que hay muchos enemigos que nos acechan, pero que se mantienen a distancia si nos ven protegidos con semejante ayuda..."
Hija mía, no recibas a Jesucristo con el fin de utilizarlo según tus criterios, sino que quiero que tú te entregues a él, y que él te reciba, y así él, tu Dios salvador, haga de ti y en ti lo que a él le plazca. Éste es mi deseo, y a esto te exhorto y, en cuanto me es dado, a ello te presiono.
Señor, Dios nuestro, que concediste a san Cayetano imitar el modo de vivir de los apóstoles, concédenos, por su intercesión y ejemplo, poner en ti nuestra confianza y buscar siempre el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Carta completa en el Sitio www.corazones.org
Oremos
¡Oh glorioso San Cayetano Padre de la Providencia!, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal y humano.
¡Oh glorioso San Cayetano!, Providencia, Providencia, Providencia.
(Aquí se pide la gracia que se desea conseguir)
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jaculatoria. Glorioso San Cayetano, interceded por nosotros ante la Divina Providencia.
Adoracion al Santisimo
Te Invitamos a Adorar a Jesus en el Santisimo Sacramento rezando las Alabanzas al Santisimo Sacramento, Dios te Bendiga!
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de Maria Virgen y Madre.
Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia.
Bendito sea su castísimo esposo San José.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
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