"Yo soy pecador y me tengo en muy poca cosa, pero me acojo a los que han servido al Señor con perfección, para que rueguen por ti a Cristo bendito y a su Madre; pero no olvides una cosa: todo lo que los santos hagan por ti de poco serviría sin tu cooperación; antes que nada es asunto tuyo, y, si quieres que Cristo te ame y te ayude, ámalo tú a él y procura someter siempre tu voluntad a la suya, y no tengas la menor duda de que, aunque todos los santos y criaturas te abandonasen, él siempre estará atento a tus necesidades..." De las cartas de san Cayetano, presbítero
“mirando a Cristo que se ha hecho cercano a los hombres para devolverles la esperanza de la salvación, (Cf. Flp 2,7) el Teatino desea hacerse cercano a cualquier hombre en su necesidad y ofrecerle su ayuda de compañero de viaje y padre por el Ministerio”.
Mensaje final del Capítulo General de la Orden
Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san Cayetano, nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Fundador
La Iglesia estaba enferma "en la cabeza y en los miembros"
San Cayetano regresó a Roma para hablar de eso con los miembros de la Cofradía del Amor Divino en 1523, en compañía del obispo de Teato Giampietro Carafa, de Bonifacio Colli y de Pablo Consiglieri. No solo predicó la reforma, sino la llevó a cabo fundando con sus tres compañeros una orden de Clérigos Regulares que tomasen como modelo la vida de los Apóstoles; llamada la "Ordo Regularium Theatinorum" o Congregación de los Teatinos (el nombre de padres teatinos que se da a los miembros de esa congregación , viene de Chieti, la teate Marrucinorum de los latinos, uno de los episcopados de Giampietro Carafa), que tenía como finalidad principal la renovación del clero.
Clemente VII aprobó la fundación ideada por Cayetano.
El 14 de septiembre de 1524, Cayetano renuncia a todos sus bienes y Carafa a los 2 episcopados de Brindis y de Chieti.
Los 4 primeros miembros visten sus hábitos religiosos y hacen los votos en San Pedro, ante un delegado pontificio. Carafa es nombrado superior general de la orden. Aparte de la renovación del clero, sus otros objetivos eran: la predicación de la sana doctrina, el cuidado de los enfermos y la restauración del uso frecuente de los Sacramentos.
Los seguidores del santo fundador no eran muchos. A los 4 años, en 1527, cuando la orden tenía 12 miembros, el ejercito saqueó la ciudad, la casa fue destruida y ellos escaparon a Venecia.
En 1530 San Cayetano sucede a Carafa en el cargo de superior, lo hace con renuencia debido a su gran humildad.
Trabaja enérgicamente por la reforma del clero.
En 1533, Carafa fue elegido superior general por segunda vez.
Cayetano es enviado a Verona, donde recibe oposición a sus reformas.
Viaja a Nápoles para fundar una casa de su orden. Recibe una casa donada por el conde de Oppido, rechaza otros terrenos. El conde alega que los napolitanos no eran tan ricos y generosos como los venecianos a los que San Cayetano le responde: "Tal vez tengáis razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades. Dios está en Nápoles como en Venecia".
Se quedó en Nápoles donde había mas trabajo. La ciudad mejoró notablemente gracias a las prédicas y el trabajo apostólico del santo, que en ocasiones tuvo que enfrentarse con laicos y religiosos que predicaban el calvinismo, el luteranismo y otros errores.
Fundó con el Beato Juan Marinoni los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados. Fue aprobado poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.
Cae enfermo en el verano de 1547. Los médicos le aconsejan poner un colchón sobre su cama de tablas, el respondió: "Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero".
Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547.
Corazones.org
Lectura del libro del Eclesiástico 2, 7-13
Los que temen al Señor, esperen en su misericordia; no se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en él, porque no los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, su misericordia y la felicidad eterna. Los que temen al Señor, ámenlo, y se iluminará su corazón.
Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso, perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación, y es protector de todos los que lo buscan con sinceridad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Oremos
Dios de todo consuelo,
Padre misericordioso,
que ves en lo secreto,
y conoces nuestras necesidades,
que alimentas a los pájaros del cielo,
y vistes a los lirios del campo,
te pedimos por intercesión
de San Cayetano
que nos ayudes
a vivir siempre en tu amor
y en el de nuestros hermanos,
y así nos otorgues la gracia
de que no nos falte el pan
y el trabajo de cada día.
Te lo pedimos por Cristo
Nuestro Señor.
San
Cayetano bendito: lo que tú más deseabas: la conversión de los
que somos tan
pecadores, es un favor inmenso que no hemos logrado conseguir,
pero que tú con
tu intercesión nos puedes obtener. Pídele a Dios que nos
logremos convertir.
Dichoso
el que Confía en Dios (Salmo 83).
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